Opinión

¿Quién soy y porque estoy aquí?


Por: Plácido Castelo

Cuando a uno lo invitan a una casa, si se trata de un amigo, acude gustosamente, con la intención y voluntad de compartir una conversación que aporte conocimientos útiles y experiencias agradables.

En este caso Vidal, me propuso el que participara en su casa virtual, o sea este foro, para que pudiéramos dialogar, aunque no siempre coincidir al cien por ciento en todas las opiniones, eso no sería diálogo y mi presencia carecería de todo sentido; pero lo que sí hay entre ambos es un aprecio mutuo, fomentado por largas horas de conversación a través de Facebook (ahora Meta) en las que a veces mantuvimos posiciones claramente opuestas, al menos en lo accesorio, porque en lo fundamental casi siempre estuvimos de acuerdo.

Lógicamente tenemos formas de ser y expresarnos distintas, él es mucho más profundo e intelectualmente más cultivado que quien esto escribe, yo si bien no puedo decir que no tenga conocimientos de ciertas materias, mis años de estudio me costó adquirilos y que sigo cada día tratando de ampliar, tiendo más al enfoque desde el punto de vista de la actualidad inmediata, de lo que acontece ahora y aquí, este “aquí” lo entiendo en el sentido global, lo que antes estaba lejos lo sigue estando físicamente, pero como consecuencia de las nuevas tecnologías en el sentido de información y comprensión puede estar muy próximo.

Bien, como creo que los estoy aburriendo con tanta palabra, paso a presentarme: soy un español con fortísimos vínculos con la República Dominicana, tierra a la que amo profundamente y cuya actualidad sigo con más deseo y frecuencia que la española. Mi ocupación durante gran parte de mi vida fue la de asesor de empresas, lo que vendría a ser un contador por esa bendita tierra. En el aspecto político, si bien no soy seguidor o simpatizante de un partido concreto, me defino como liberal, si bien no sigo una escuela o tendencia exclusiva, sino que acepto y comparto ideas con diversas, aunque próximas, ramas del liberalismo, en determinados casos estoy de acuerdo con la exclusiva iniciativa privada y, en otros como por ejemplo el de la sanidad, soy defensor de la pública, como le digo a veces a Vidal si viviera en Suiza, supongo que sería un convencido defensor de la privada, pero claro hablar de seguros suizos, es otra cosa totalmente distinta a los de España o República Dominicana.

En el aspecto político si que soy liberal convencido, la democracia que tenemos en buena parte de los países “occidentales”, por supuesto que no es un sistema perfecto, tiene un montón de defectos, incluso creo que no es un fin en si misma, sino una hoja de ruta, un camino a seguir, para la consecución de objetivos, dentro del respeto a la pluralidad y al diálogo.

Se podrán preguntar ustedes ¿qué puede aportar alguien que no es del país y que ni siquiera vive en él? Creo que es una buena pregunta y, trataré de responderla. La distancia física puede ayudar a analizar las cosas con mayor objetividad, lejos del acaloramiento del momento, poder reflexionar más friamente, lo cual no quiere decir que mis opiniones sean siempre acertadas (Dios me aleje de tener ese don).

Mi intención al entrar en tu casa virtual, amigo Vidal es que entre ambos, desde el diálogo y la crítica mutua, siempre respetuosa, pero por favor que no sea políticamente correcta ni constructiva, porque eso sería un acuerdo total disfrazado, en cuyo caso saldría “juyendo”, podamos abordar no solamente temas de actualidad sino que hablemos de esos valores de siempre o tal vez de nunca, como la honestidad, la lealtad, la educación, el sentido común, la solidaridad, voluntaria por supuesto porque de otro modo se trataría de imposición, y un largo etcétera de temas humanos.

Compartimos en el pasado aventuras editoriales que por una u otra razón fuimos dejando de lado, pero en esta ocasión vamos a llevar adelante esta ardua tarea, en la que tanto uno como otro no buscamos aplausos, sino controversia, diálogo, opiniones distintas, que siempre que sean respetuosas con las personas, serán bien recibidas. Por supuesto que a un cargo público se le puede criticar en cuanto a su faceta de político o funcionario, pero sin entrometerse en su vida privada, cada cual es libre de compartir vida sexual, amorosa o afectiva con quien le plazca.

Tampoco pretendo “darle vasela” a nadie, pero no me dolerán los dedos ante el teclado si tengo que reconocer que un determinado ministro o presidente tomó, desde mi punto de vista, una medida acertada ni, por supuesto decir sin pelos en la lengua, cuando considere que es equivocada o perjudicial proclamarlo a los cuatro vientos.

Gracias por su atención y si quieren lanzarme dardos, estoy dispuesto a ser la diana, eso sí por favor apunten bien.

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